martes, 30 de abril de 2013

Tánatos


Cada vez que las moléculas de tu aire circundante recuerdan a las mías,
es un desastre.
Tus melancolías cobardes juegan indolentes como un bebe pequeño
egocéntrico y maquiavélico.

Mis melancolías se extienden fuera del cuerpo,  me desdibujan los límites
mi sentido de realidad queda completamente trastocado
y desde ahí, escribo.

Los átomos de mi sangre se independizan, la corriente única se transforma en incontables gotas,  ebullen de terrorífica pasión, consiguen la evaporación
y se me salen.

De pronto existo fuera, ya no me poseo.
las moléculas de tu atmósfera, me convirtieron en su especie
y me robaron por los instersticios entre yo y el aire.

Luego aquí mi carne existe sola
con angustia de vacío, obvio.

Mi aire se desea libre de tu desaire
pero mi aliento, mientras sacado del cuerpo,
 dibuja la locura de tu silencio.

Mi neurosis
viajando por el aire,
 sola,
sin asidero.

Eres un castigo muy y mal querido
que nadie merece
eres la prisión con muros de temor
en su interior una atmósfera metálica y venenosa.
dolor de entrañas.
La sensación sentida de una droga.
La alucinación prohibida al por ciento maníaco,
asesino de neuronas.

Eres mentirosas esperanzas de vida.
tú, Tánatos
orientas a la muerte.

Soliloque.

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